¡CONOCEMOS EL OTTO-SCHULE Y EL LUGAR DE PRACTICAS!
¡Segundo día en Alemania Braunschweig, y otro día a tope!
Nos levantamos a las 8.30 para estar en nuestro punto de encuentro (abajo del apartamento) a las 9 de la mañana, para encontrarnos con los profesores y directores de la escuela alemana (Otto-Schule) a las 10 de la mañana. Y es que para nuestra sorpresa está ubicada en un punto precioso y no pudimos evitar hacernos fotos.
Los profesores alemanes y los directores nos dieron la bienvenida a la escuela y a nuestra experiencia Erasmus+ con una mesa redonda con café y galletitas, y la verdad que fue un momento agradable. (Voy a repetir mucho esto, porque hasta ahora, todo está siendo genial).
Poco después subimos a otra aula donde nos estaban esperando los alumnos que nos están acompañando en diferentes excursiones, y los que nos prepararon una carpeta con nuestro planning y con una guía para saber cuándo y dónde coger el tram para ir a trabajar, además, al salir de esa reunión de bienvenida nos acompañaron al apartamento e hicieron la ruta desde ahí hasta el lugar de prácticas de cada uno.
Donde nos esperaba Anke (la profesora que ha organizado todo) y Montse (la profesora que nos ha acompañado a Alemania en la llegada).
¡Para mi suerte, estoy haciendo prácticas en el mismo sitio que mi compañera, pero en diferentes departamentos!
Ese día fue día de primer contacto y de presentaciones.
Por la tarde, quisimos ir al Lidl para hacer una compra grande, y fue un caos, porque estaba bastante lejos de lo que pensábamos, y en el momento de coger el tram lo hicimos en dirección contraria, pero nos dimos cuenta y a la primera parada bajamos y cambiamos de lado.
La gran compra se convirtió en una compra gigante y para volver al tram andando fue una odisea, ya que las bolsas pesaban demasiado y el camino de vuelta fue eterno.
Ese día teníamos un plan a las 6 de la tarde que lo tuvimos que posponer a las 7 porque nos era imposible, teníamos que llegar a los apartamentos, colocar la compra y correr.
Borja y yo, adelantamos y llegamos a la hora de quedada, donde dos compañeros alemanes nos esperaron, para hacernos un pequeño tour por el centro (al final no se hizo) y fuimos a tomar algo mientras esperábamos al resto, y luego fuimos juntos a cenar.
¡Nuestras caras de cansados fueron un espectáculo!
En esa cena, pedí para beber una cerveza alemana sin especificar el tamaño y por poco no me traen el barril entero.